El cannabis es conocido por su resistencia, pero incluso las plantas más resistentes pueden tener problemas. Aquí te explicamos cómo detectar y solucionar los problemas de cultivo más comunes.
Entender lo que puede salir mal
El cannabis crece de forma natural en muchos entornos, pero cuando se cultiva en interiores o en huertos caseros, pueden aparecer una serie de problemas. Problemas como la decoloración de las hojas, las plagas, los problemas radiculares o la ralentización del crecimiento son señales de que algo va mal. Detectarlos a tiempo es clave para salvar tu cosecha.
Ya se trate de bichos, moho o un desequilibrio de nutrientes, identificar la causa rápidamente marca una gran diferencia. A continuación te mostramos los problemas más frecuentes a los que se enfrentan los cultivadores de cannabis y qué hacer al respecto.
Riego excesivo: Un error común de los principiantes
Muchos cultivadores novatos se exceden con el riego, dando por sentado que cuanto más, mejor. Pero las raíces del cannabis necesitan secarse entre riegos para absorber bien el oxígeno. Un suelo constantemente húmedo puede provocar podredumbre radicular, una enfermedad que daña las raíces y frena el crecimiento.
Cómo evitarlo:
- Riegue sólo cuando la capa superior del suelo esté seca.
- Utilice macetas con agujeros de drenaje para evitar que el agua se estanque en el fondo.
- Consulta una guía de riego para comprender mejor el ciclo de tu planta.
Demasiados nutrientes pueden ser contraproducentes
Es tentador creer que más nutrientes crearán cogollos más grandes, pero un exceso puede provocar el bloqueo de nutrientes, una situación en la que la planta deja de absorberlos por completo.
Consejos para evitar la sobrealimentación:
- Respete la dosis recomendada en la etiqueta de nutrientes.
- Empiece con poca cantidad y auméntela gradualmente, sobre todo con nutrientes sintéticos.
- Los nutrientes orgánicos son más indulgentes si te pasas.
- No olvide controlar el pH del agua, ya que unos niveles incorrectos pueden bloquear la absorción de nutrientes.
Detectar signos de estrés en las plantas
Las plantas de cannabis comunican el estrés a través de su aspecto. Presta atención a lo siguiente:
- Hojas amarillentas o manchadas: A menudo es un signo de deficiencia de nutrientes.
- Crecimiento atrofiado: Podría indicar problemas en las raíces o malas condiciones del suelo.
- Moho o podredumbre del cogollo: Común durante la floración si hay demasiada humedad.
- Actividad de las plagas: Las telarañas o los pequeños agujeros pueden indicar la presencia de ácaros o pulgones.
Inspeccione las plantas con regularidad, sobre todo durante la poda. Asegúrate de comprobar debajo de las hojas y alrededor de la base del tallo: algunas plagas se esconden en estos lugares.
Problemas de plagas y moho
Los ácaros, pulgones y trips suelen esconderse bajo las hojas o en el suelo. Si no se controlan, pueden dañar tus plantas irreparablemente.
Consejos de prevención:
- Mantén la zona de cultivo limpia y bien ventilada.
- Utilice métodos naturales de control de plagas, como el aceite de neem.
- Retire inmediatamente las hojas o ramas infectadas.
- Mantenga controlados los niveles de humedad para evitar la podredumbre de los cogollos o la aparición de moho, especialmente durante la floración.
Lista de control de plantas sanas
Para mantener tus plantas de cannabis en buen estado, sigue estas buenas prácticas:
- Inspeccione periódicamente si hay bichos, moho o problemas de nutrientes.
- No riegue ni alimente en exceso.
- Utilice agua con pH equilibrado.
- Pode las hojas muertas y los tallos débiles.
- Asegúrate de que tus plantas reciben suficiente flujo de aire y luz.
Las hojas sanas del cannabis deben tener un color verde intenso. Cualquier color amarillento, manchado o rizado suele indicar que algo va mal.
Consejo final
Aunque el cannabis es resistente, necesita cuidados y atención. Si vigilas de cerca tu espacio de cultivo y solucionas los problemas a tiempo, darás a tus plantas la mejor oportunidad de prosperar.